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Análisis de Mad Max

Mad Max se aleja en la historia de las películas empezando de cero una nueva aventura en un mundo pos-apocaliptico típico de las películas, que se basa en ir haciendo misiones, tanto de la historia como secundarias, para potenciar nuestro coche de mil maneras posibles, así como a nuestro propio héroe.

Este nuevo sandbox de los creadores de Just Cause, tiene un halo general de que podría haber estado más equilibrado en su desarrollo de lo que realmente está, y nos deja con un sabor agridulce en varios sentidos: en general el juego cumple, pero varias de sus mecánicas terminan haciéndolo pesado y repetitivo. Una pena porque desde el primer momento nos damos cuenta que el mundo de Mad Max en muy grande.

Pero centrémonos en uno de los puntos más importantes del juego, el coche. Necesitaremos explorar el basto mundo de Mad Max para recoger piezas que nos sirvan para poder potenciar nuestro coche, que cuenta con una gran profundidad de personalización. Entre eso y nuestro compañero inseparable que nos arreglará el coche cuando nos lo destrocen (solo tendremos que pararnos en cualquier sitio), nuestro bólido se convierte en un arma imprescindible y el eje central donde gira todoel juego. Tanto para desplazarnos, como por las misiones y carreras mortíferas que tendremos que lidiar en medio del desierto. Explosiones, ataques, choques, y todo aquello que vimos en las películas se han reflejado aquí. Aunque al comienzo del juego nos costará algo haceros con los controles del coche, poco a poco iremos siendo el amo y señor del desierto.

Todo ello se fusiona con peleas cuerpo a cuerpo sacadas directamente de la saga Arkham de Batman, y que no suponen ningún tipo de dificultad, más allá de pulsar los bonotes en el momento justo, ni siquiera las armas tienen mayor profundidad, quedando relegados a un tercer puesto. Lo más importante por tanto, serán las batallas en coche y en segundo lugar, las de cuerpo a cuerpo.

Un punto nada explotando y bastante mal desarrollado, es el de los recursos: tendremos gasolina, comida y agua, que se supone nos obligarían a tenerlos en cuenta en todas nuestras acciones, un punto de supervivencia que se va al traste cuando te das cuenta que el mundo de Mad Max está plagado de recursos allá donde vas, que siempre tendrás a mano algunos de ellos, algo que consigue que la supervivencia sea nula.

Sobre el propio mundo abierto de Mad Max, copia ciertas dinámicas ya vistas en Assassin’s Creed o Far Cry, como subirnos en globo para ‘despejar’ el mapa y ver los puntos de interés, o mirar por los prismáticos desde una distancia prudencial para organizar nuestra estrategia de ataque. El sistema sigue funcionando a la perfección, pero despues de tantos sanbox con las mimas caracteristicas, comienza a ser una formula poco original. Eso si, el mundo es gigante.

En el apartado técnico Mad Max brilla, sin lugar a dudas, no solo por la iluminación, los enormes escenarios o los efectos climáticos, si no también  por la ambientación del propio título y la paleta de colores, que lo hacen muy original.

Conclusión Mad Max

Mad Max se ha convertido en un guilty pleasure, un juego que sin ser sobresaliente nos dará unas cuentas horas de diversión y entretenimiento. Algo que irá disminuyendo conforme avance debido a sus dinámicas repetitivas y sus misiones no tan originales. Una pena, porque podría haber sido un gran sanbox, con una puesta en escena original sacada directamente de las películas.

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